Territorios ocupados. Palestina. Nazaret y Ramallah. Tierras reclamadas por muchas naciones a lo largo de la historia y con un pasado reciente realmente complicado de describir sin recurrir a palabras como ‘apartheid’, ‘colonialismo’ o ‘depuración étnica’. Un lugar en el que cruzar unas pocas calles supone pasar otros tantos puntos de verificación, en los que militares examinan con ahínco y mirada inquisitiva cada persona y bulto que deben atravesar la barrera. Ahí es donde estos tres hermanos nacieron y siguen viviendo y de ahí es de donde sale el lamento y la furia de sus laúdes árabes (oud)
Las influencias de la música moderna son sutiles aunque perceptibles en una escucha pausada. Retazos de jazz y flamenco, ambos con un importante componente de improvisación muy ligado al carácter religioso de la música árabe. Pero es la tradición la que manda aquí y la que resuena en cada nota, cada acorde y todo con una fuerte inspiración poética. La destreza y el profundo conocimiento de la cultura musical de la zona de estos hermanos hace complicada su comparación con otros músicos de oud conocidos, como Anouar Brahem o Dhafer Youssef, quien por cierto colabora aquí con ellos.
Las raíces del sonido de Le Trio Joubran están ancladas mucho más atrás y más profundamente como para acertar citando cualquier intérprete, aunque se podrían citar otros músicos afines como Marcel Khalife, Naseer Shamma e incluso unos Hadouk Trio mucho más apegados a su raigambre cultural.
Nawwâr marca un comienzo impresionante, muy flamenco, con una cadencia muy propia del género y unas percusiones que ayudan aún más a acentuar esa percepción. No es el único momento. Zawâj El Yamâm incorpora en su segunda mitad un canto que recuerda mucho al quejío flamenco. Pero quizá esto no podría tildarse de influencia, de uno u otro lado, sino más bien de afinidades mediterráneas sin relación directa. Dawwâr El Shams gira una y otra vez en torno a un mismo fraseo, lo que le otorga un cierto aire a mantra tibetano. Douja, casi ambiental y de percusiones etéreas, precede a la evocadora Sama Cordoba.
El tema que da título al disco se inicia oscuro, pausado y lleno de temblores. Una pieza de quince minutos que se va desarrollando lenta, con unas percusiones hipnóticas, y en la que se suceden los cambios de estructuras. Curiosamente, es la pista que más corta se hace de todo el álbum. Masâna pone fin a este espectáculo de emociones poco frecuentes casi como epílogo a la anterior, heredando gran parte de su sonido y atmósfera.
Asfâr supone con respecto a otros trabajos anteriores el salto hacia la composición total como trío. Los tres hermanos ya no se complementan ni apoyan unos a otros alternándose el papel principal, sino que todos forman parte y trabajan a favor de la propia composición.
Como en muchas de las grandes obras del jazz, Le Trio Joubran hacen de la maestría y habilidad con sus instrumentos el vehículo imprescindible para lograr esa espontaneidad y esa viveza que destilan en cada corte de este magnífico trabajo
LINK GENTILEZA DE MI AMIGA ... ALEJANDRA..