…Dejad que en vuestra unión
crezcan los espacios
Y dejad que los vientos del
cielo dancen entre vosotros.
Amaos uno a otro, más no
hagáis del amor una prisión
Mejor es que sea un mar
que se meza entre las orillas
de vuestra alma.
Llenaos mutuamente las copas,
pero no bebáis sólo en una.
Compartid vuestro pan, mas
no comáis de la misma hogaza.
Cantad y bailad juntos, alegraos,
pero que cada uno de vosotros
conserve la soledad para
retirarse a ella a veces.
Hasta las cuerdas de un laúd
están separadas, aunque vibren
con la misma música.
Ofreced vuestro corazón, pero
no para que se adueñen de él.
Porque sólo la mano de la Vida
puede contener vuestros corazones.
Y permaneced juntos, mas no
demasiado juntos.
Porque los pilares sostienen
el templo, pero están separados.
Y ni el roble ni el ciprés crecen
el uno a la sombra del otro.