De todos los animales acuáticos que habitan en los acuarios de zoos, safaris etc., es el que más me gusta y es el que sin duda mejor se ha adaptado a la vida en cautiverio es el delfín.
Animal fuerte y ágil, dotado de gran inteligencia, los delfines conquistan las simpatías de los espectadores con sus fantásticas piruetas y su carácter simpático y juguetón.
En libertad, los delfines se agrupan formando manadas, a veces de más de cien individuos, que acompañan a las grandes corrientes y constituyen con sus saltos un motivo de diversión para los pasajeros de barcos y cruceros.
El delfín tiene una forma de nadar característica, saltando y hundiéndose rítmicamente en el agua como si cabalgara en las olas. Esto se debe a que por ser mamífero, necesita subir a la superficie para respirar, cosa que hace cada vez que asoma la cabeza.
El cuerpo del delfín tiene la forma de huso, con una longitud total de 2 o 2,5 metros. Su cabeza es pequeña y el hocico se alarga en forma de pico de pato. Su boca tiene de 20 a 50 dientes en cada mandíbula. Su aleta dorsal, alta y delgada, supone otra característica que tiene en común con los peces normales.
Los delfines son animales sumamente voraces. Engulle toda clase de pequeños peces en grandes cantidades. Vive en los mares templados, sobre todo en el Mar Mediterráneo y el Mar Negro.
Su carne no es muy apreciada, por lo que solo se le persigue en algunas zonas, y por lo general, más que un objeto para evitar el daño que puede sentir durante la pesca
La gestación (embarazo) de una delfín dura 12 meses y una vez que haya nacido, el bebé delfín se queda con su madre de 3 a 6 años. Durante este periodo aprende técnicas de pescar y hábitos sociales. Los delfines conviven en grupos relativamente pequeños y de vez en cuando visitan otros grupos sin que esto suponga un problema.
Los delfines son muy solidarios.
Si un delfín se está muriendo, otros delfines de su grupo vendrán a ayudarle, apoyándole todos con su cuerpo para que el agujero que utiliza para respirar se mantenga por encima del nivel del agua.
El mayor peligro para los delfines son los tiburones y el hombre, que amenaza al delfín a través de la caza directa, contaminación y porque muchas veces se quedan atrapados en las redes de barcos que pescan otro tipo de pescado como el atún.
Los delfines utilizan gestos para comunicarse, pero también se comunican a través de un ruido que parece a un silbido. Algunas investigaciones en la vida de los delfines parecen demostrar que al nacer un delfín, su madre le silba una y otra vez para que su bebé reconozca su voz y para ayudar al bebé a crear su propia "firma" de voz. Se cree que cada delfín tiene su propia "firma" - un silbido personal que es único, como la firma de las personas